El cuento inventado

El cuento inventado


Recuerdo tu cara infantil
pidiéndome el cuento.
Una vez te lo conté
desde el principio hasta el fin.
No sabía
que con él,
te había llevado de la mano,
y habíamos entrado juntas,
por la puerta de la fantasía.

Era un cuento repentino,
improvisado...
tu no sabías,
que en ese momento,
lo creaba mi imaginación.

Yo explicaba y detallaba,
sorprendiéndome del resultado.
El argumento se extendía
y con la gotita de agua
nos metimos en manantiales,
fuimos agua de charco,
y mezcladas con la lluvia,
salpicamos muchos cristales.

Y a la vez, aquel puré de verdura,
iba entrando sin enterarte,
sin protestas y con preguntas
¿y que pasó luego?
¿y la gotita...?

Pero no sabía...
que aquella cabecita
contenía una memoria gigante,
ni que te enamoraste del cuento,
y que me lo volverías a pedir,
una, y veces más de mil.
Y otras tantas, cuando lo iniciaba
me dirías: ¡que no, que no es así!
Te pedía, entonces
que tu me lo contaras...
y yo,
intentaba retenerlo,
para no fallarte la siguiente vez.

No supiste hasta que fuiste mayor,
el origen de mis fallos,
era un cuento inventado,
aquel que te había flechado.

A mi hermana la pequeña


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