Demasiado


Demasiado


Demasiada pena
o demasiada alegría.
Demasiado trabajo
o demasiado ocio.
Demasiados demasiados
en la vida de los pocos
o demasiado poco
en la vida de los muchos.

Poco tiempo
o poca prisa,
pocos aún
o pocos tal vez,
poco pensar
y mucho correr,
mucho querer
o poco desear,
poco crecer
o todo a la vez.

¿Con referencia a qué
juzgamos en la vida
pesos o cantidades,
contrastamos experiencia
comparamos ahoras,
ayer, nunca o siempre?

¿Dónde está el calibre
que mide sudores,
que cuenta esfuerzos
penas, risas o dolores?
¿Qué suma, resta,
multiplica o divide?
¿Qué llegó en la vida
demasiado pronto
o demasiado tarde?
Nadie lo sabe
sólo el que busca
referencias estables.


Me gusta el silencio





Me gusta el silencio,
El silencio que escucha,
que piensa, que admira y disfruta.
El silencio que reza,
que acompaña y que habla.
El silencio que entiende,
que expresa y que calla.
El silencio que no tensa,
que comparte intimidad
y sabe delicadamente preguntar.
El silencio que ve los corazones rotos
que no huye, que se acerca,
que arregla.

El silencio me ha contado tantas cosas...
y romperlo, tantas veces, ha estropeado otras.
Saber hablar el idioma del silencio
es labor de maestros.
El silencio tiene un paso callado
atraviesa paredes
que con palabras
se hacen murallas

Me gusta el silencio,
me gusta su gesto,
sus gritos, sus lamentos...
El silencio pasa
ronda, se acerca
tiene el ritmo de la gente tranquila
convive donde no vive la prisa
crece donde la cabeza trabaja
y el corazón se cobija.

Dialogar contigo silencio
es romper amenazas
entender guarismos
descubrir secretos,
preparar mañanas
resolver preguntas
tranquilizar el alma.

Me gusta el silencio
pero aún quedan kilómetros
para recorrerlo,
tantas preguntas aceleradas,
tantas conversaciones atropelladas...
Y siempre contigo
silencio aprendiendo