Cuando se oyó que aquel hombre perdonaba...

Gary Ridgway crying


"Para empezar, los crímenes de Ridway eran, a todas luces, monstruosos, tanto en lo relativo al número, abultadísimo incluso para un asesino en serie, como a los abusos previos a los que sometía a sus víctimas... De hecho, durante las vistas, mientas escuchaba las delaciones de labios de sus madres, padres o hermanos, se mantuvo entero, inconmovible, imperturbable; podría decirse que aburrido.

¿Sin signos de arrepentimiento, mediando materia tan grave y asegurando los forenses que era plenamente capaz de distinguir entre el bien y el mal, era posible que el Estado mostrara compasión? ¿Podía la sociedad manifestarse clemente ante un ser de esa calaña? Los familiares de las mujeres asesinadas estaban seguros de que no. Sus protestas, sin embargo, no lograron su propósito: el asesino evitó la silla eléctrica. Aunque no se puede decir que hubiera un total consenso.
Y quien disentía no era, precisamente, el fiscal.
Hubo una persona, un hombre de nombre Robert Rule, padre de Linda, una de las víctimas que contaba dieciséis años cuando Ridway la mató, que no participó en las manifestaciones ni lloró rabioso por perderse el espectáculo de ver morir al asesino de su hija, apenas una niña. De hecho, durante ese juicio, sorprendió a todos los asistentes comportándose de un modo peculiar. Cuando le correspondió subir al estrado para ofrecer su testimonio, miró al asesino directamente a los ojos y le dijo:
- Míster Ridway: hay mucha gente aquí que le odia, yo no soy uno de ellos. Y perdono todo lo que usted ha hecho... Dios dice que perdonemos, pero no a ciertas personas, a todas. Por tanto, usted está perdonado.
Al escuchar estas palabras, el frío calculador asesino pareció despertar del sueño interior en el que se encontraba desde que comenzó el proceso y, por primera y única vez, levantó la vista, miró al estrado, se emocionó y dejó escapar una lágrima.
You are forgiven, sir."

Del Libro de Reyes Calderón Tardes de Chocolate en el Ritz, dentro del capítulo Amores fallidos.

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